Beloki
Contador
Fignon
Igor González
Indurain
PCFútbol
Perico Delgado
T-Mobile
Ullrich
Valverde
Vandenbroucke
Vinokourov
Wesemann
El largo camino (Porque juego a PCM)
By sergio 13:22 Beloki , Contador , Fignon , Igor González , Indurain , PCFútbol , Perico Delgado , T-Mobile , Ullrich , Valverde , Vandenbroucke , Vinokourov , Wesemann
Hace más de diez años, no recuerdo como fue, probablemente buscando cualquier otra cosa, me topé en internet con la primera edición de Pro Cycling Manager (de hecho entonces ni se llamaba así, era tan solo Cycling Manager). Por aquellos días yo andaba bastante desenganchado del ciclismo por razones que no vienen al caso pero este descubrimiento constituía la respuesta a una plegaria adolescente, casi infantil, que hundía sus raíces en la noche de los tiempos y a la que, por tanto, era imposible dar esquinazo.
Y es que de niño había pasado, como cualquier crío en los '80, miles de horas jugando a carreras de chapas. Hasta que llegó el momento en que me consideré a mí mismo demasiado mayor como para arrastrarme por el suelo tras un Sean Kelly o un Pedro Delgado de papel. Fue entonces cuando el destino puso en mi camino mi primera saga de juegos de PC gloriosa, el PCFútbol. En las miles de horas que pasé delante de la pantalla del ordenador convirtiendo a equipos como el CD Logroñes o el Villarreal en verdaderas dinastías europeas, tuve tiempo para formular un deseo en voz muy baja, total, no creía que nadie estuviese escuchando: "Ojalá hicieran un juego igual pero de ciclismo".
Así era el ciclismo en el Jurásico Informático |
Así que, tan "sólo" 5 o 6 años después mi ruego ya había sido atendido: la aparición de Cycling Manager era la respuesta definitiva a aquella plegaria adolescente formulada al calor de madrugadas repletas de coca-cola, agónicos títulos europeos y fichajes multimillonarios.
De aquella primera versión de CM recuerdo que traía un editor con el que podías modificar los nombres de los corredores. Como decía al principio, en 2001 andaba bastante desenganchado del ciclismo profesional, me limitaba a seguir el Tour de Francia y la Vuelta a España pero sin demasiada implicación emocional por mi parte así que quitando a los Armstrong, Ullrich, Pantani, Olano o Chava y puede que alguno más, el resto de corredores me resultaban completos desconocidos. Por todo esto decidí utilizar el editor para recrear mis carreras de chapas ochenteras y cambié aquellos nombres falsos de ciclistas reales por el de mis ídolos infantiles y ya de paso hacer realidad un sueño infantil, el delirio púber más propio de un magnate ruso: juntar a Perico Delgado, Indurain y Fignon en un mismo equipo.
De aquella primera versión de CM recuerdo que traía un editor con el que podías modificar los nombres de los corredores. Como decía al principio, en 2001 andaba bastante desenganchado del ciclismo profesional, me limitaba a seguir el Tour de Francia y la Vuelta a España pero sin demasiada implicación emocional por mi parte así que quitando a los Armstrong, Ullrich, Pantani, Olano o Chava y puede que alguno más, el resto de corredores me resultaban completos desconocidos. Por todo esto decidí utilizar el editor para recrear mis carreras de chapas ochenteras y cambié aquellos nombres falsos de ciclistas reales por el de mis ídolos infantiles y ya de paso hacer realidad un sueño infantil, el delirio púber más propio de un magnate ruso: juntar a Perico Delgado, Indurain y Fignon en un mismo equipo.
Al año siguiente Cyanide puso en el mercado la segunda edición de CM. Aquel verano de 2002 mi hermano se marchó a trabajar a París. A la capital mundial del ciclismo se llevó un portátil recién comprado y un par de juegos con los que matar las tediosas horas de soledad. Uno de ellos era, por supuesto, el CM2. Por las noches, cada vez que hablaba con él, dedicábamos gran parte de nuestra conversación a comentar los progresos que sus chicos de la ONCE, con Beloki e Igor González de Galdeano a la cabeza, estaban haciendo en una partida que con el tiempo ha adquirido tintes legendarios. Comentar la partida, compartir los logros, comenzaba a ser un aspecto fundamental del juego. Como sucede con algunas conquistas sexuales, de qué sirve vivirlo si no puedes contarlo. Y ganar Los 5 Monumentos del ciclismo el mismo año, por ejemplo, tiene el mismo valor que una noche loca con Scarlet Johansson. Que nadie lo dude.
Yo, por mi parte, me limitaba a jugar ocasionalmente con la primera edición de CM ya que mi ordenador, bastante antiguo por entonces, no era capaz de ofrecer un mínimo rendimiento con el que poder poner en marcha la nueva versión. Durante dos años esa fue mi relación con el juego: disfrutar como espectador de los nuevos hitos que iba logrando mi hermano y disputar esporádicamente alguna que otra carrera con CM1.
Pero poco a poco, en un proceso de retroalimentación muy digno de estudio, CM sirvió para acercarme aún más al ciclismo profesional y este acercamiento, a su vez, era la sustancia fundamental de la que se nutría mi creciente adicción al juego. Gracias a ello, cuando en 2005 mi hermano me regaló el ordenador con el que había estado trabajando (ignoro cómo había acabado siendo propiedad suya) yo ya estaba totalmente reenganchado al ciclismo profesional, conocía a la mayoría de los corredores y tenía muy nítidamente repartidos mis odios y mis afectos. Así las cosas, me puse al frente de una versión customizada del T-Mobile, encabezada por Jan Ullrich y mi alter-ego ciclista, el belga Frank Vandenbroucke. Junto a ellos una pléyade de buenos corredores (el alemán Wesemann, el kazajo Vinokourov y el prometedor Alejandro Valverde) amén de una apuesta muy personal: un chico de Pinto que empezaba a despuntar en profesionales y que respondía al nombre de Alberto Contador.
Pero poco a poco, en un proceso de retroalimentación muy digno de estudio, CM sirvió para acercarme aún más al ciclismo profesional y este acercamiento, a su vez, era la sustancia fundamental de la que se nutría mi creciente adicción al juego. Gracias a ello, cuando en 2005 mi hermano me regaló el ordenador con el que había estado trabajando (ignoro cómo había acabado siendo propiedad suya) yo ya estaba totalmente reenganchado al ciclismo profesional, conocía a la mayoría de los corredores y tenía muy nítidamente repartidos mis odios y mis afectos. Así las cosas, me puse al frente de una versión customizada del T-Mobile, encabezada por Jan Ullrich y mi alter-ego ciclista, el belga Frank Vandenbroucke. Junto a ellos una pléyade de buenos corredores (el alemán Wesemann, el kazajo Vinokourov y el prometedor Alejandro Valverde) amén de una apuesta muy personal: un chico de Pinto que empezaba a despuntar en profesionales y que respondía al nombre de Alberto Contador.
Primera captura que conservo de CM: un doblete en el Infierno del Norte |
En los siguientes años me convertí en un auténtico yonqui del CM (aprendí a retocar la base de datos y modificar las stats de los corredores a mi antojo, a incluir jóvenes corredores con ilustres apellidos, etc, etc.) así que era cuestión de tiempo que sucediese algo que me llevase al siguiente nivel. Fue entonces cuando tuvieron lugar una serie de acontecimientos casuales sin los cuales probablemente este blog nunca habría visto la luz. A saber. Por una parte desarrollé un concepto que contribuyó a incrementar ese grado de adicción: La Continuidad. Y me explico. Mis partidas resultaban extremadamente largas, de hecho lo normal era que la disputa de una temporada me llevase el tiempo, más o menos aproximado, de una temporada real. En parte porque me gustaba atender a cada detalle del juego, tanto del manager como del simulador, y en parte porque mis horas de ocio, que ya no eran tantas, tenía que distribuirlas en mis distintas aficiones y obligaciones adultas, incluida alguna que otra novia. Además, como cada año veía la luz una nueva versión del juego y me era imposible resistirme a la tentación de probarlo, finalmente decidí crear un archivo de Excel donde fui dando cuenta de mis logros y fracasos, es decir, cree un historial que si bien no tenía reflejo en el propio juego, a mi me ayudaba a dotar a mis partidas de un plus de verosimilitud muy magnético. Y más cuando, para aumentar esta sensación de continuidad, al empezar una nueva partida con una nueva versión del juego, lo hacía con la misma plantilla con la que había acabado la anterior.
El otro acontecimiento casual que determina la aparición de este blog fue que, ya en 2008, me uní a Facebook. Ahí encontré entonces un escaparate perfecto para lo que, hasta entonces tan sólo había sido un pequeño juego entre mi hermano y yo. Y es que, como las conversaciones sobre el desarrollo de nuestras partidas hacía tiempo que no nos parecían suficientemente intensas, habíamos adquirido la costumbre de realizar capturas de pantalla de ciertos momentos con los que documentar gráficamente aquellas conquistas. Cuando descubrí que podía compartir estas capturas en mi muro, no lo dudé: creé un álbum para ello y empecé a publicarlas. Para mi sorpresa, estas capturas poco a poco se convirtieron en el punto de encuentro de una reducida pero muy apasionada comunidad de otros yonquis del PCM. En ellas comentamos nuestras partidas, nos damos consejos sobre tácticas y recomendaciones sobre fichajes y hasta consultamos las dudas sobre que nuevo equipo debemos dirigir. Y sí, a veces hablamos de "el otro ciclismo", el de verdad.
El gran Pereiro a punto de sentenciar su triunfo en La Vuelta en la cima de Navacerrada |
Hace unas semanas terminé una nueva temporada con el PCM 2011 y por primera vez en todos estos años, el día que salió la nueva edición del juego yo no tenía ninguna partida pendiente así que me faltó tiempo para volar a la tienda y comprarme la versión de 2012. He pasado unas semanas editando el juego, creando carreras y modificando calendario, corredores y stats hasta convertir mi primera partida de esta edición del juego en una réplica perfecta de lo que habría sido la continuación de la partida que terminé hace casi un mes. Es decir, lo que siempre he hecho en estos últimos 7 años. Juego nuevo, partida nueva... ¿blog nuevo? El momento parecía, sin duda, el idóneo.
Han pasado once años desde que jugué por primera vez a CM y me encuentro en el punto más alto, hasta ahora, de la curva de enganche pero tengo la certeza de que en realidad todavía estoy lejos de la cima, como si estuviese a medio camino de una ascensión de la que no sé cuanto me queda, sólo lo que he recorrido, sólo el largo y satisfactorio camino que me ha traído hasta aquí.