Aprendiendo a perder
By sergio 11:23 París-Niza , PCM13 , Radioshack , Season 2013 , Tirreno-Adriático
PARÍS - NIZA
Con Nibali, De Gendt y Pinot perezoseando aún (les espera una segunda parte del calendario de aúpa), me presenté en Houilles con Rui Costa como principal baza para luchar por la general final y con una buena pléyade de jóvenes insolentes con los que agitar la carrera (Barguil, Herrada, Majka...). Una muy discreta participación me hacía albergar esperanzas de que el podio era viable y aunque los Contador, Horner, Porte, Van den Broeck o Pozzovivo eran rivales de enjundia, no eran la pléyade de cracks que sí se iba a presentar en la línea de salida de Tirreno sólo tres días después.
Una miniprólogo de apenas 3 kilómetros servía para poco más que otorgar el primer maillot amarillo (Westra) y para marcar distancias inferiores a 15 segundos entre todos los favoritos. Las dos siguientes etapas tampoco iban a servir para nada que no fuese comprobar como los velocistas del momento, Cavendish y Kittel, hacían una muesca más en sus cinturones y como una de mis joyas de la corona, Taylor Phinney, se ponía de líder gracias a las bonificaciones. Aunque le iba a durar poco la alegría al americano pues ya en la cuarta etapa, un pequeño puerto de segunda a escasos 15 kilómetros de meta le iba a servir al belga Gilbert para conseguir su primera victoria del año y de paso enfundarse el jersey de líder. El belga repetiría maniobra al día siguiente, esta vez sobre un recorrido mucho más abrupto, y en el que un guerrillero y muy astuto Rui Costa supo estar en el corte que provocaron el propio Gilbert junto a Voeckler y Paolini en el penúltimo puerto de segunda de la jornada, para acabar arañando todos, 49 segundos al grupo de favoritos.
Así, con ventaja sobre todos ellos, se llegaba a la que prometía ser una de las dos jornadas decisivas de esta París-Niza: la de la llegada en la La Montagne de Lure. Y así acabó siendo, de hecho fue El Día-D de esta edición de La carrera del sol, porque en sus rampas el madrileño Alberto Contador asestó el golpe definitivo a la clasificación. A casi dos minutos del corredor de Saxo Bank se presentaba el segundo clasificado, el americano Chris Horner y a poco más de 3, el portugués Rui Costa, que aventajaba en un minuto a Pozzovivo y en casi dos al grupo de favoritos. Si la carrera estaba perdida, el podio parecía asegurado. Por eso, camino de Niza, al día siguiente, con dos puertos de primera aunque algo lejos de meta y un terreno de lo más quebrado hasta llegar a ellos, se intentó una pequeña emboscada con la que buscar la sorpresa final, el vuelco en la general. Y aunque durante unos kilómetros Contador llegó a estar verdaderamente contra las cuerdas, finalmente solventó la papeleta en el puerto y el resto de la etapa fue un plácido paseo para todos por la Costa Azul.
Una trés bellé operatión de los Radioshackguys, camino de Niza, amenaza con tumbar a Contador.
Las distancias entre los primeros de la general eran tan significativas que de la cronoescalada final al Col d'Eze no cabía esperar más que la emoción por saber quién iba a ser el ganador de la etapa. Y tampoco este dato parecía ofrecer muchas dudas pues todo lo que no fuese otra victoria más del madrileño iba a ser una gran sorpresa. Como así fue. Rui Costa, por su parte, logró mantener a raya al francés Voeckler, cuarto clasificado, al que aventajó en meta en 12 segundos. Sin embargo perdió otros 13 con Horner que a su vez se veía superado por Contador en 44 segundos. Concluida la carrera, el podio del portugués y el maillot blanco de Majka como mejor joven junto al día de líder de Phinney, constituían todo el bagaje de este joven Radioshack. Quizá faltó una victoria de etapa para redondear la participación pero la realidad es que se acabó lo más alto que podía acabarse. Por encima de ese tercer puesto sólo podía aspirarse a estar en caso de que alguno de los dos capos de la carrera fallase. Y no fallaron.
TIRRENO - ADRIÁTICO
Muy distinta de La carrera del sol fue ésta de Los dos mares. Para empezar la formación que llevé era algo más consistente, con Cancellara como cabeza visible y los Talansky, Kwiatkowski, Capecchi o Aru como guerrilleros outsiders. Pero el problema en este caso iba a ser la participación. Sky acudía a Italia con todo lo que tenía salvo Porte. Froome, Wiggins y los colombianos Henao y Urán eran la punta de lanza del equipo británico. Además estaban Evans y Van Garderen con BMC; Purito Rodríguez y Dani Moreno con Katusha; Kreuziger y Roche con Saxo-Tinkoff; Sagan y Basso con Cannondale; Quintana, Visconti y Kiserlosvki con Movistar; Tony Martin y Stybar con Omega Pharma; Gesink, Gerrans, etc... todo un quién es quién de la nobleza ciclista.
Pero ya el primer día las cosas empezaron a torcerse pues en la crono por equipos inaugural, el Sky se salía del listón (tanto que de hecho al final el propio Froome perdió rueda de sus compañeros y cedió 2 segundos en meta) y aventajaba a Omega Pharma, segundo clasificado, en 30 segundos. Mis chicos, sorprendentemente discretos, no pasaban del noveno puesto y quedaban ya a más de un minuto del líder, el británico Geraint Thomas. Si ya antes del inicio estaba claro que la participación y el recorrido iban a obligar a correr a la contra, el nuevo escenario derivado de esta contrarreloj apuntalaba esa sensación. Por eso, tras la tregua del segundo día en el que Greipel lograba la victoria de etapa, el suizo Cancellara buscó la sorpresa en el descenso del repecho final, situado a escasos 5 kilómetros de la meta. Acompañado por el italiano Nocentini, que al final se convertiría en el ganador de la etapa, el Expreso de Berna lograba recuperar 35 segundos al pelotón, encabezado también por otro Radioshack, el polaco Kwiatkowski. ¿Había comenzado la remontada?
Poco habría que esperar para despejar la incógnita pues el cuarto día de carrera se afrontaba la llegada a Prati di Tivo, la única llegada en alto de esta Tirreno'13. Con la necesidad de recuperar tiempo con quién fuese y donde fuese, la táctica consistió en lanzar desde el primer momento a todos mis chicos intentando filtrarlos en las fugas que se iban formando. Así, Capecchi, Aru y Seeldraeyers consiguieron juntarse en cabeza de carrera y llevar a Kwiatkowski en volandas hasta el último puerto. Pero el polaco, fatigado ya a mitad de subida iba a ser presa fácil para Las Bestias. Froome, Quintana, Purito, Evans y Kreuziger iban a dar cuenta de mi joven promesa mientras que Talansky sufría por mantenerse a rueda de Visconti y minimizar la pérdida. Cancellara, descolgado desde que se produjo el primer ataque en la primera rampa, se dejaba ir. Estaba claro que la baza para la general iba a ser el americano y que sus compañeros debían ahorrar fuerzas para las jornadas venideras.
El quinto día de carrera presentaba un trazado más proclive a las emboscadas, con un puerto de segunda a unos 100 kilómetros de meta y un HC a unos 40. Como el día anterior, la maniobra era clara: gente por delante que llegado el caso pudiesen servir de lanzadera para ya el único jefe del equipo: Talansky. Con Cancellara aún cerca en la general (a unos 4 minutos), sólo Kwiatkowski, que había acabado dejándose 9 minutos en las rampas de Prati di Tivo, obtenía "permiso" del pelotón para fugarse. Pero la batalla se presentó en el primer puerto, cuando a un ambiciosísimo ataque de Evans respondían casi todos los favoritos... menos Purito Rodríguez, que cedía incomprensiblemente fatigado. La posibilidad de eliminar un rival y acercarme al top5, mi objetivo más realista, hizo que tocase zafarrancho de combate y acabase convirtiendo la etapa en un "todos contra Purito". Pero ante estos rivales, mi joven yanqui iba a ser poca cosa y en meta iba a ceder casi 8 minutos con el vencedor de la etapa, un excelso Evans que había ido reventando, uno a uno, a todos sus rivales. Kreuziger, su compañero de fuga hasta el repecho final, cedía 39 segundos en apenas un kilómetro. El líder Froome se dejaba 2 minutos, Nairo más de 4 y medio, Visconti 6 minutos y 40 segundos y Dani Moreno entraba sólo 30 segundos delante de Talansky. El resto por encima todos de los 9 minutos. Evans era el nuevo líder y dominador absoluto de la carrera.
Sólo restaban dos días de carrera y el segundo era una crono de apenas 9 kilómetros en la que, vistas las diferencias en la general, pocos alicientes más allá de la victoria de etapa podrían encontrarse. Así que el penúltimo día de carrera, con Talansky situado en la séptima posición de la general a más de 4 minutos del quinto, el británico Wiggins, y sobre un trazado plagado de pequeñas ascensiones más similar a una clásica que a una etapa de una vuelta, sólo quedaba una opción: atacar sin desmayo desde la salida y esperar que alguien claudicase. Por eso, cuando ya en la segunda subida del día, un paso estrecho en el que apenas cabían dos ciclistas en paralelo, un grupo de unos cuarenta corredores con los ocho Radioshack incluidos, quedaba cortado en cabeza y otro de unos sesenta relegado a casi 2 minutos en el que estaba todo el Sky al completo junto a Quintana y Visconti entre otros favoritos, la orden fue clara: tirar. Tirar como si no hubiese un mañana. Restaban casi 200 kilómetros para la meta, una auténtica locura, pero el botín conseguido hasta entonces eran tan despreciable que el intento merecía la pena. Durante 150 kilómetros se mantuvo un pulso precioso que sembró de cadáveres deportivos el recorrido. Pero el esfuerzo había sido brutal para todos mis chicos, los únicos interesados en mantener aquella insensatez. Así que primero Kwiatkowski, luego Talansky y finalmente Cancellara, acabaron exhaustos, llegando a meta como pudieron. El pulso se había perdido, así como el top10, pero se había ganado el corazón (pixelado) de los aficionados, con una de las etapas más memorables que se recuerdan en el PCM por estos lares. Para hacerse idea de la locura que fue, baste decir que el noruego Boasson-Hagen, noveno clasificado en la etapa, llegaba a más de 10 minutos. Fabian Cancellara, el Radioshack mejor clasificado, era vigésimo cuarto en la etapa, a más de 16 minutos.
¡Camina hacia la luz, Fabian! Cancellara encabeza la batalla de Porto Sant'Elpidio, el día que todo pudo cambiar
El último día, como bien se presumía, sólo sirvió para repartir una victoria de etapa más. Y en este caso, sobre un trazo completamente llano, el suizo no iba a encontrar rival, pese a la presencia de los otros reyes de la especialidad. Wiggins segundo a 9 segundos fue el único capaz de acercarse a Cancellara. El alemán Tony Martin iba a ser tercero a 26 segundos. La buena noticia fue el noveno puesto de Malori, inédito hasta ese día y que marcó durante muchísimo tiempo el mejor tiempo de la crono. La victoria del suizo iba a ser todo el botín que Radioshack iba a conseguir en esta Tirreno de 2013. Bastante escaso, desde luego. Pudo haberse logrado el top10 si no se hubiese peleado por algo más grande pero sólo las ratas corren con el puestómetro en la cabeza. En mi equipo no hay lugar para esas actitudes. Si no podemos ganar, nos daremos al menos el lujo de elegir como queremos perder.
Etoile de Bessèges
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Del verano austral al sol de la Toscana
By sergio 13:05 Etoile de Bessèges , Kuurne , Laigueglia , Le Samyn , Omloop , PCM13 , Radioshack , Roma Maxi , Season 2013 , Strade Bianche , TDU , Tour Mediterráneo , Volta Algarve , Vuelta Mallorca
Cualquiera que haya jugado tan solo una partida con PCM sabe que uno de los aspectos fundamentales que determinan el éxito o fracaso de una temporada, es la planificación de los objetivos y, por tanto, de los "picos de forma" en su inicio. Es un aspecto que con el paso de las distintas ediciones de PCM ha ido ganando en importancia y que más hay que cuidar. Por eso, mientras mis chicos gozaban de una agradable pretemporada en California yo buscaba la complicidad de mi más fiel aliado a la hora de atender todos estos detalles, a saber, mis tablas de Excel. Uno a uno fui definiendo los objetivos de cada uno de mis corredores para todo el año, configurando primeros los 9 que habrán de acudir a las Grandes Vueltas y después fijando distintos núcleos duros para las Grandes Clásicas. A continuación rellené huecos con los equipos que acudirían a las vueltas de una semana más importante (Niza, Tirreno, Volta, País Vasco, Trentino, Dauphiné, Romandía, Suiza, Eneco...). Así, cuando la temporada arrancó el 22 de enero en Australia (lo siento pero yo a San Luis no voy) todo estaba planificado, nada había quedado al azar.
Y fue bajo el abrasante sol del verano australiano dónde llegaron las primeras alegrías: Rui Costa y Tyler Farrar, ambos por partida doble y en el caso del primero sumando además la victoria en la general final, conseguían estrenar el casillero de victorias de este rejuvenecido Radioshack. Bien es sabido que durante este primer mes largo de competición las victorias son algo secundario y que el éxito o fracaso de una temporada no se va a medir por lo hecho en los albores de la temporada pero tampoco están de más unas victorias con las que levantar la moral del grupo y mantener contento al patrocinador mientras se siembra para lo que habrá de venir. Así, por ejemplo, al triunfo de Rui Costa en el Tour Down Under, le podemos sumar el de Cancellara en una Etoile de Bessèges algo deslucida por la pobre participación o la muy meritoria de Chavanel en el Tour del Mediterráneo, cimentada en una extraordinaria contrarreloj en la segunda etapa en la que el francés consiguió una ventaja suficiente sobre el noruego Boasson-Hagen y el murciano Alejandro Valverde que luego supo administrar, sobre todo en la subida al Mont Faron y en una última etapa durísima, con final en Grasse y dos puertos de primera por el camino, en la que sus rivales pusieron a prueba la solidez del líder con un sinfín de ataques. Al final y por sólo 12 segundos, el Gran Sylvain conseguía resistir como un titán y hacerse con la victoria en la general final. Unos días después repetiría éxito en el Trofeo Laigueglia, aunque esta vez la victoria fuese mucho menos sufrida, tanto que su compañero Van Avermaet se permitía derrotar a Flecha en el sprint final por la segunda plaza dándole a Radioshack su primer doblete en el podio del año. No sé porque pero intuyo que habrá muchos más.
Chavanel sufre en los últimos metros del Mont Faron para mantener el maillot amarillo
Pero no todo fueron días de gloria en este primer mes de competición. El joven Talansky, por ejemplo, no pasaba del 5º puesto en la Vuelta a Mallorca, aunque derrotado por auténticos pesos pesados del pelotón mundial como Contador, Horner, Voeckler o Kiserlovski; o del 2º en Algarve, donde un batallador Boasson-Hagen se hacía, esta vez sí, con la general final. Pero sin duda las derrotas más dolorosas iban a venir en las primera clásicas de adoquines del año: Omloop y Kuurne. En la primera un excelso Tom Boonen culminaba con éxito un ataque a 20 kilómetros de meta al que sólo había podido seguirle y de lejos, el suizo Cancellara. Vanmarcke, Degenkolb, Pozzato, Flecha, Ballan... hasta Chavanel, todos claudicaron ante el empuje de los dos Dioses del Pavés. El belga, brillante como pocas veces, mostraba un punto más de fuerza que su rival y en meta le aventajaba en 57". Al día siguiente, con muchas menos opciones reales de victoria (la Kuurne no tiene ni la mitad de adoquinado que Omloop) era Degenkolb quien se hacía con la victoria final luego de culminar una sorprendente escapada con Boasson-Hagen a la que nadie quiso dar importancia hasta que ya era demasiado tarde (con los alemanes siempre pasa lo mismo...). La última y dolorosa derrota del mes vino de la mano de Matthew Hayman, en Le Samyn. No tanto por la carrera en sí como por la manera en que se produjo: sobre la línea de meta, cazando a un valiente Taylor Phinney a 200 metros de meta luego de una brillante y portentosa cabalgada en solitario del americano.
Tommeke prevalece bajo la lluvia de la Omloop. Detrás un exhausto Fabian. Luego La Nada.
El primer mes de competición concluía con un fructífero botín, a saber, catorce victorias (5 finales y 9 parciales) y algunas pequeñas decepciones. Y para empezar marzo, nada mejor que hacerlo con una nueva victoria, ésta sí, de verdadero prestigio. Ben Hermans, con la injustificable connivencia del pelotón, se iba a hacer con la victoria final en la Strade Bianche, antigua Eroica, una carrera que amenaza desde su creación con convertirse en una Clásica entre las Clásicas. Fugado casi de inicio, primero en un grupo de 10 corredores y durante más de 100 kilómetros en solitario, se presentaba en el espectacular casco antiguo de Siena con más de 7' de ventaja sobre su inmediato perseguidor, el italiano Cesare Benedetti. Al día siguiente, un poco más al sur, otro joven italiano, Enrico Battaglin, del Bardiani, batía a Van Avermaet en el sprint final de la Roma Maxi Classic impidiendo que los Radioshack prorrogasen su dictadura sobre las clásicas italianas. A esa misma hora se disputaba por las calles de Houilles el prólogo de la París-Niza. Pero eso ya es otra historia.
Ben Hermans cruza en solitario las murallas de la Vieja Siena. El sol de la Toscana le recibe.
Decíamos ayer...
By sergio 15:29 PCM11 , PCM12 , PCM13 , Radioshack , Season 2013
Hace algo más de un año que arranqué este descabellado proyecto de escribir un blog sobre mis peripecias y andanzas con el Pro Cycling Manager. Era el mes de julio de 2012, ya se sabe: calor sofocante, Tour de Francia, verano, mucho tiempo libre... así que la idea de convertir en una especie de cuaderno de bitácora ciclista lo que hasta entonces sólo había sido un álbum de fotos con notas al pie, me pareció una idea sublime, algo a lo que no había forma de renunciar. Pero la vida, tan caprichosa ella, me puso en el camino un suculento dulce, otra propuesta literaria irrechazable que habría de llevar mis empeños por otros derroteros en los siguientes meses. Cumplida la primera etapa de aquella estupenda locura vuelvo a recuperar, en el punto donde lo dejé, este disparatado proyecto de convertir en crónica periodística la inigualable pasión de un año ciclista. Pixelado, sí... pero ciclista.
Antes de iniciar el relato de esta nueva aventura conviene contextualizar la historia. PCM2012 resultó ser una tremenda decepción, probablemente la peor versión del juego que recuerdo. Así que, como para recuperar la que considero mejor versión del juego hasta ahora sólo tenía retroceder un año, retomé la partida de PCM2011 que había abandonado entonces. En los ratos que me iba dejando mi "otro proyecto" y sin rendir cuentas en ningún sitio, certifiqué, con una temporada irrepetible e histórica, mi absoluto dominio sobre el mundo ciclista batiendo todas las marcas, consiguiendo todos los hitos habidos y por haber. Al igual que el pobre Alejandro Magno, a mí sólo me quedó entonces llorar al contemplar la extensión de mis dominios. Como él, me había quedado sin mundos que conquistar.
Y así fue como, con la nueva versión del PCM, la de 2013, ya instalada y esperando que le diese el pistoletazo de salida, me enfrentaba a un dilema vital, una duda casi existencial: ¿qué tipo de equipo configurar? Después de haber convertido en leyendas a Contador (6 Tours de Francia incluyendo la victoria en las 3 Grandes el mismo año...), Boonen (4 Tours de Flandes, 4 París-Roubaix) o Valverde (4 Vueltas a España, 3 títulos de Campeón del Mundo, el Tríptico de las Árdenas en el mismo año, 3 Liejas...) el reto parecía claro: había que derrotarlos. Sólo derrotar a los más grandes te permite considerarte uno de ellos. Por otro lado me atraía la idea de configurar un equipo mucho más multinacional (mis últimas plantillas se habían articulado en torno a un núcleo básicamente español, en torno a la mitad de la plantilla, con el apoyo de un buen grupo de corredores belgas y unos pocos franceses e italianos) y sobre todo joven. Así podría afrontar dos retos en uno, dos desafíos dentro de la misma partida: primero, derrotar a aquellos con los que todos nos habíamos convertidos en una leyenda del PCM y segundo, formar a los futuros dominadores del planeta bici. Esos dos criterios, calidad y juventud, fueron al final los que definieron la configuración del flamante Radioshack 2013 (aquí y ahora acabaré con las cábalas y conjeturas: el motivo de elegir a Radioshack como patrocinador no fue otro más que el puramente estético. Me gusta su maillot casi más que cualquier otro del UCI World Tour).
Valverde certificó en Lombardía'12 la mejor temporada perfecta |
Y así fue como, con la nueva versión del PCM, la de 2013, ya instalada y esperando que le diese el pistoletazo de salida, me enfrentaba a un dilema vital, una duda casi existencial: ¿qué tipo de equipo configurar? Después de haber convertido en leyendas a Contador (6 Tours de Francia incluyendo la victoria en las 3 Grandes el mismo año...), Boonen (4 Tours de Flandes, 4 París-Roubaix) o Valverde (4 Vueltas a España, 3 títulos de Campeón del Mundo, el Tríptico de las Árdenas en el mismo año, 3 Liejas...) el reto parecía claro: había que derrotarlos. Sólo derrotar a los más grandes te permite considerarte uno de ellos. Por otro lado me atraía la idea de configurar un equipo mucho más multinacional (mis últimas plantillas se habían articulado en torno a un núcleo básicamente español, en torno a la mitad de la plantilla, con el apoyo de un buen grupo de corredores belgas y unos pocos franceses e italianos) y sobre todo joven. Así podría afrontar dos retos en uno, dos desafíos dentro de la misma partida: primero, derrotar a aquellos con los que todos nos habíamos convertidos en una leyenda del PCM y segundo, formar a los futuros dominadores del planeta bici. Esos dos criterios, calidad y juventud, fueron al final los que definieron la configuración del flamante Radioshack 2013 (aquí y ahora acabaré con las cábalas y conjeturas: el motivo de elegir a Radioshack como patrocinador no fue otro más que el puramente estético. Me gusta su maillot casi más que cualquier otro del UCI World Tour).
Los 29 de Sergio, el Radioshack - Leopard 2013
Nibali y Cancellara amanecen comos los baluartes sobre los que habrá de sustentarse el proyecto mientras mis imberbes radioshackbabes devienen en las tiránicas figuras planetarias que están destinadas a ser. Ellos dos, el italiano y el suizo, habrán de cargar con la responsabilidad de conseguir las victorias más resonantes, aquellas que ayuden a mantener la ilusión (y cuando hablamos de ilusión, tiene que quedar claro que aquí hablamos de inversión) del patrocinador, más allá de 2015, fecha límite del actual contrato. Al primero le corresponderá capitanear el equipo en el siempre exigente doblete Giro-Tour, y es que la proximidad de fechas entre ambas carreras es un obstáculo considerable que el siciliano tendrá que solventar con mucha cabeza, dosificando esfuerzos al principio y dando pequeños y muy calculados golpes de efecto. En cuanto al segundo, liberado de responsabilidad en las Grandes Vueltas, le tocará perseguir a lo largo de siete meses la única quimera que quedó pendiente de todos mis otros años de pcmadicto: la victoria en los 5 monumentos del ciclismo mundial (San Remo, Flandes, Roubaix, Lieja y Lombardía), amén del inédito doblete arcoiris. Estas son las líneas maestras del Radioshack'13 y aunque puedan pasar muchas cosas al margen, el éxito del año a buen seguro que se medirá en función del éxito en estas ambiciosas empresas.
Chavanel, Rui Costa, Farrar, Van Amermaet, Meersman, Bakelants, Seeldraeyers, Capecchi, Hermans o De Gendt secundarán a los dos capitanes en las principales pruebas y buscarán su oportunidad para alcanzar la gloria individual en algún que otro momento del año. Al francés, por ejemplo, no habrá que perderle de vista en las clásicas de abril, igual que al portugués en las Árdenas o el final de año. De Gendt acudirá al Giro como escudero de Nibali pero se presentará en la Vuelta con todos los galones, sin mucho que perder y con todo por ganar.
Mientras, los Ulissi, Moser, Phinney, Malori, Ion Izagirre, José Herrada, Kwiatkowski, Keukeleire, Pinot, Majka, Barguil, Talansky, Debusschere, Aru, Jungels, Van Keirsbulck o Carlos Verona, podrán seguir creciendo liberados de responsabilidades al tiempo que buscan el momento idóneo de ir mostrando su calidad.
Sin duda un reto apasionante que ya ha dado sus primeras pedaladas bajo el sol de Australia...pero eso ya lo contaré en la próxima entrada.
Comenzamos...
Primeras pedaladas del año bajo el sol de Australia. El Tour Down Under daba la salida al año ciclista.