París-Niza 1989, penúltima parada: Murcia
By sergio 9:58 Kuurne , PCM12 , Reynolds , Season 1989 , Vuelta Murcia
VUELTA A MURCIA
Llegaba el Reynolds-Banesto a la prueba murciana con el núcleo duro de la formación que presentará en París-Niza al frente. Los Indurain, Gorospe, Delion... han de ser los protagonistas en la primera cita verdaderamente importante del calendario y como si de un ensayo general para ésta se tratase, así se tomaron mis chicos la mini-ronda levantina, reducida a sólo dos jornadas. Sin unos rivales de verdadera enjundia (Farfán, Saronni, Golz, Pedro Saúl Morales, Murgialday... encabezaban la discretísima participación del resto de equipos) parecía obvio que Reynolds como equipo e Indurain como líder, eran los rivales a batir. Por eso, no sólo era importante ganar, también hacerlo sin dejar un resquicio de duda.
¿Luz Ardiden? ¿Alpe d'Huez? No, Sierra Espuña. Epic |
Eran 9.4 kilómetros completamente llanos y Delion gozaba de una ventaja de 42" sobre Roberto Conti y sobre todo, de 57" sobre Indurain. Era claramente inferior al navarro en crono ¿pero tanto como para perder la general final? ¿Tanto como para perder más de 6" por kilómetro? Las diferencias entre los corredores que iban llegando a meta parecían aventurar que las distancias iban a oscilar entre los 10 y los 30" pero que 1' era algo más que quimérico. Sin embargo, la llegada de Gorospe, 7º clasificado el día anterior, supuso un aliciente. El vizcaíno sorprendió con un extraordinario crono, batiendo en 17" el del anterior número 1, el holandés de Paternina, René Beuker. Unos minutos después, una nueva sorpresa: Indurain no era capaz de mejorar el tiempo de su compañero y quedaba relegado a la segunda plaza, a 1" de Gorospe, virtual vencedor de etapa pues ya sólo restaba el líder por llegar y estaba claro que no iba a poder batir al de Mañaria. Pero si la victoria de etapa había sido dramática más aún fue la victoria en la general. El tiempo de 12'33" obligaba a Delion a llegar antes de los 13'30". El francés, exprimiéndose al máximo llegaba a meta exhausto... con un tiempo de 13'32". Había perdido la general final por 2" frente a su compañero Indurain que, como ya había sucedido en Algarve, cimentaba su victoria en la crono y se abonaba a la agonía como estilo de vida. Si en la ronda portuguesa había sido vencedor por puntos, aquí le habían sobrado 2". Esperemos que Niza le corone con algo más de holgura.
KUURNE-BRUXELLES-KUURNE
El primer fin de semana de adoquines del año concluía el domingo 26 de febrero con la disputa de la Kuurne, una prueba que, tradicionalmente, siempre se me ha resistido, quizá porque la he corrido siempre con una mentalidad excesivamente agresiva, como si en lugar de 5 tramos de adoquines hubiese 20. Pero con este frágil equipo para el pavés que me he montado en el Reynolds, no me cabía otra que correr, como ya había hecho en la Omloop, a la contra, esto es, esperando movimientos de las escuadras más poderosas e intentando intuir cual sería el momento decisivo. Mi apuesta, en este caso, era llegar lo más entero posible al último tramo de adoquines, a unos 40 kilómetros de meta, y ahí forzar para reducir el grupo al mínimo y dejarme llevar el resto de la carrera para hacer valer mi punta de velocidad en meta.
La táctica fue saliendo más o menos según lo previsto, aunque muy pronto me vi demasiado solo y sólo Peio Ruiz Cabestany estuvo junto a Sean Kelly hasta ese decisivo último tramo donde fue, precisamente el vasco quien propició el primer acelerón al que su compañero le dio continuidad inmediatamente. De ahí la carrera salió ya lanzada y con un reducido grupo de 21 corredores al frente. Kelly, nuevamente, se encontraba solo aunque, eso sí, bastante fresco.
Pero Kelly era de los pocos interesados en que aquello se resolviese al sprint, por eso los continuos ataques de los Vanderaerden, Wampers, Demol o Van Hooydonck propiciaron que de 21 el grupo quedase reducido a 10. La victoria estaba cada vez más cerca para el irlandés de Reynolds pues, en la última purga, había caído el suizo Freuler, el más rápido, a priori, de los 21.
Las fuerzas estaban muy igualadas y nadie pudo destacarse sobre el resto, así que la llegada al sprint, en el grupito de 10, se volvió inevitable. Vanderaerden entró primero en el último kilómetro con Kelly perfectamente colocado a su rueda y Capiot a la de este. A 800 metros, el irlandés salió de la rueda del belga... y se encontró con el fuerte aire de cara. Y aunque consiguió meter su bici casi a la par de la del corredor de Panasonic, no pudo adelantarle y éste se acabó convirtiendo en el vencedor final. Kelly, 3º en la Omloop, era 2º en la Kuurne y se mostraba así como el más regular. Pero se iba de Bélgica sin victoria. Roubaix cada vez se presenta más difícil.
Sean Kelly y su largo invierno de gloria
By sergio 11:35 Omloop , PCM12 , Reynolds , Season 1989 , Vuelta Andalucía
VUELTA A ANDALUCÍA
Después de la exigente victoria de Mallorca, el irlandés Kelly se plantaba en la línea de salida de la segunda carrera del calendario español como gran favorito para alzarse con la victoria final. El recorrido, además, le favorecía aún más que el de la ronda insular (una crono de 9 kilómetros, dos llegadas al sprint y dos etapas de media montaña, con finales en alto pero de una dureza y una longitud más que asequible para el líder del Reynolds-Banesto). La nómina de favoritos tampoco daba lugar a muchas alternativas y sólo Álvaro Pino, Marco Giovanetti o Erik Breukink se presentaban como alternativas reales.
Pero Kelly no estaba por la labor de hacer concesiones de ningún tipo y ya en la primera etapa, la citada crono, se hacía con el liderato de la prueba, luego de mejorar en 5" el tiempo que había marcado el polaco de Malvor-Sidi, Lech Piasecki. Vestido de amarillo fue capaz de disputarle la victoria final en la 2ª etapa, como ya había hecho en la primera etapa de Mallorca, al holandés del Paternina, el velocista del momento, Mathieu Hermans. Y vestido de amarillo se presentó a la salida de la etapa reina, la 3ª, que saliendo de Málaga acababa en el Alto del Santuario de la Virgen de Araceli, una breve subida, ideal para las características del irlandés que, haciendo valer además su afinadísimo punto de forma, se imponía sin excesivos problemas por delante de un sorprendente Alan Peiper, que entraba a 21", y de un reducido grupo de elegidos donde figuraba otro ilustre Reynolds, Julián Gorospe, y alguno de los favoritos, como Pino, Visentini o Giovanetti. Todos a 30". Breukink, sin embargo, hacía un Andy y cedía más de 6'.
Kelly consiguiendo la 2ª de sus 3 victorias de etapa en la Vuelta a Andalucía |
La victoria de Kelly le consolidaba como líder indiscutible de la prueba y más cuando al día siguiente volvía a repetir podio, devolviéndole esta vez la afrenta a Hermans, a quien batía en un ajustadísimo sprint en Las Gabias. 3 victorias y 1 segundo puesto en 4 etapas era el asombroso balance del irlandés que debía afrontar en La Guardia de Jaén la ultima prueba de fuego para refrendar su segunda victoria del año. Y lo que sucedió fue que la etapa acabo convertida en un paseo militar a mayor gloria del Reynolds-Banesto. Ya de inicio se formó una fuga de corredores absolutamente intrascendentes para la general en la que se filtró Bruno Cornillet. El galo, que había trabajado en los días anteriores para Kelly, aprovechó su "día de asuntos propios" para lucirse. Haciendo valer su superioridad respecto al resto de sus compañeros de fuga en las subidas, los fue soltando a todos y de paso consiguiendo una ventaja más que notable para saberse vencedor desde mucho antes de que la etapa acabase. Tuvieron que pasar más de 10' desde que el flamante vencedor de etapa se coronase como tal para que la avanzadilla del pelotón, liderada por el ya sí, vencedor final, Sean Kelly, llegase a meta. Enrique Aja hacía 3º y justo detrás se presentaba Julián Gorospe, que se alzaba además hasta el tercer puesto de la general final. El dominio de los chicos de Reynolds había sido absoluto: 4 etapas de 5 (las 3 de Kelly más la de Cornillet), la general final (Kelly), el tercer puesto final (Gorospe), la montaña (Cornillet), los puntos (Kelly) y la clasificación por equipos. No siempre va a ser tan fácil ganar, pero de momento lo disfrutamos.
OMLOOP HET VOLK
La primera gran clásica de pavés de la temporada se presentaba como un magnífico test ya no sólo para medir el momento de forma del irlandés Kelly, que había quedado claro que era magnífico, también para poner a prueba el funcionamiento de un equipo con unos recursos muy limitados para este tipo de pruebas. A priori, Dominique Arnaud y Peio Ruiz Cabestany, sin ser verdaderos expertos en estas pruebas, eran los únicos capacitados para estar en el tercio final junto a Kelly. Enfrente, auténticos ejércitos de flahutes dispuestos a destrozar la carrera en cuanto el asfalto se volviese irregular. PDM, Superconfex, Panasonic, Hitachi... todos ellos presentaban unas escuadras extraordinarias, con dos y hasta tres vencedores potenciales. Por eso las intenciones de los míos estaban claras desde el principio: arropar a Kelly hasta donde fuese posible y a partir de ahí, correr a la contra, aprovechando la buena punta de velocidad del irlandés. Si había fugas, que persiguiesen otros. Si había ataques, que fuese de otros. El irlandés de lo único que tenía que preocuparse era de estar siempre en el grupo cabecero y, en última instancia, moverse a rebufo de las maniobras de sus rivales. El plan se fue desarrollando a la perfección hasta el punto de que cuando se afrontaron los 5 tramos finales de adoquines, en los últimos 50 kilómetros, tanto Arnaud como Cabestany, estaban aún junto a su líder. Pero a partir de ahí comenzaron los ataques y en seguida Kelly se vio aislado frente a las poderosas escuadras belgas y holandesas.
El momento clave se vivió en el último tramo, cuando el belga Van Hooydonck hizo su apuesta. Inicialmente nadie salió a por él así que decidí mantenerme a la espera, a rueda de los Panasonic y los PDM. La persecución, sin embargo, se volvió estéril. El belga de Superconfex abría hueco y por detrás nadie parecía dar el paso definitivo para echar abajo la fuga. Fue entonces cuando otro belga, este de Panasonic, Jean-Marie Wampers, lanzó un ataque. A éste si había que salir pues sin Superconfex ni Panasonic tirando, la caza iba a ser imposible. Kelly logró coger la rueda del joven belga pero a la suya se colocó Vanderaerden, compañero de equipo de Wampers. Kelly contra dos corredores del mismo equipo y a todo esto Van Hooydonck fugado, con 1' de ventaja. Relevar era un suicidio, nadar para ahogarse en la orilla. Cabía la opción, si no se iba excesivamente rápido, de recuperar algo de fuerza para lanzar un último ataque e intentar cazar a Van Hooydonck en solitario, sin embargo no hubo manera. Vanderaerden hacía unos relevos tan brutales que Kelly apenas era capaz de mantenerse a rueda. Pero es que además Van Hooydonck iba incrementando su ventaja hasta presentarse con 1'22" de adelanto sobre el trío perseguidor, donde un Wampers reservón no tuvo problemas para batir a Kelly en la siempre desangelada lucha por la segunda plaza. Vanderaerden, exhausto, bastante hacía con entrar en el mismo tiempo, aunque fuese cuarto.
Así concluía el primer test sobre adoquines con algunas lecciones bien aprendidas que habrá que poner en marcha de cara a las grandes citas del año, allá por la primera quincena de abril.
Van Hooydonck primero. Detrás: la nada |
Volta ao Algarve, victoria a los puntos.
By sergio 23:13 PCM12 , Reynolds , Season 1989 , Volta Algarve
La segunda parada de Miguel Indurain en su recorrido hacia la París-Niza llegaba en Portugal. Cinco días de competición con un poco de todo: etapas llanas, las dos primeras y la cuarta; una llegada en alto aunque en un puerto más corto y más suave que el Mont Faron, donde Indurain había conseguido su primera victoria del año unos días antes; y sobre todo una contrarreloj final de 25 kilómetros, llanos, que convertían al navarro, dada la nómina de aspirantes, en el máximo aspirante al triunfo final.
Ya el primer día, la emergente estrella de Reynolds se mostró muy enchufado cuando en el sprint final, ligeramente en subida, consiguió hacer 4º, superado sólo por los belgas Frison y Roosen, del Histor-Sigma, y por el alemán Hilse, del Teka.
El segundo día la sorpresa fue que el pelotón consintió una fuga de corredores que habían quedado rezagados tras la durísima primera jornada. Entre ellos se colaba un Reynolds, Jesús Blanco Villar, que, junto a Luis Fernando Santos, Guay y Strazzer, se presentaban en meta con más de 8' sobre un pelotón encabezado por el propio Indurain. El portugués del Recer-Boavista iba a ser el vencedor de la etapa. Frison conservaba el liderato.
Y se llegaba así a una de las dos jornadas decisivas de esta ronda portuguesa: la tercera etapa con final en Malhão. A pie de la subida final se llegaba con el pelotón agrupado por lo que los ataques en busca de la sorpresa se sucedieron desde las primeras rampas. Así las cosas, lo mejor era dosificar fuerzas y no volverse loco intentando salir a todos los ataques mientras se buscaba el momento idóneo para un único y certero golpe. Pero pasó que uno de esos aparentemente inocentes ataques protagonizado por el joven belga Edwig Van Hooydonck, se acabó convirtiendo en una pesadilla para los favoritos que no pudieron darle caza y que tuvieron que conformarse con minimizar la pérdida a 18". El belga era el nuevo líder y Miguel, a falta de dos jornadas, quedaba situado en 5ª posición, a 35".
El penúltimo día, de transición entre las dos jornadas decisivas, sirvió para que el holandés de Superconfex, Gerrit Solleveld, se llevase la victoria final al sprint. Indurain, por lo que pudiese pasar, había pescado 3" de bonificación en un madrugador sprint especial y afrontaba la crono final desde la 4ª plaza, con 32" de retraso. Una terrible caída de Criquiélion que le había obligado a abandonar cuando marchaba 4º de la general, le había permitido subir un puesto.
Indurain volando en la crono final. Cada segundo cuenta |
Los 25 kilómetros de la contrarreloj final daban de sí para todo tipo de conjeturas. Indurain necesitaba sacar algo más de un segundo por kilómetro para poder hacerse con la victoria final. Tener a Blanco Villar y Martínez Oliver saliendo mucho antes que él debía ser buena referencia a la hora de afrontar la crono. Pero en el único punto intermedio, situado en el kilómetro 12, las noticias no podían ser menos halagüeñas. Indurain había marcado el 3er mejor tiempo, a 5" del alemán Dietzen... y a 1" del líder, Van Hooydonck. Quedaban algo más de 13 kilómetros para recuperar 33" como mínimo. De uno por kilómetro se había pasado a dos segundos y medio. ¿Imposible? Miguel apretó entregando todo lo que tenía y en meta acabó superando a Dietzen por 11". Le había sacado 16" en 13 kilómetros. Extraordinario... pero ¿sería suficiente para derrotar al insolente belga que lideraba la general? Los tiempos de los que aún restaban por llegar no hicieron sino incrementar el suspense. Frison, el primer líder de la Volta, llegaba a 45" del navarro y Peter Hilse perdía 1'20"... en la 11ª posición. La segunda parte de la contrarreloj de Indurain había sido espectacular, no había duda. Parecía posible el milagro. Ya sólo faltaba confirmar el tiempo de Van Hooydonck. Indurain había marcado 34'49" por lo que el belga de Superconfex tenía hasta los 35'20" para mantener el amarillo.
Y sucedió que Van Hooydonck cruzó la meta con un tiempo de 35'21". Dramático. Navarro y belga quedaban empatados a tiempo y había que esperar la resolución final de los jueces para comprobar quien era el ganador final de la Volta ao Algarve de 1989. Tras unos minutos de suspense, la imagen de Miguel Indurain vestido de amarillo copaba la pantalla. La victoria, a los puntos, era suya. Una victoria demasiado agónica. Quizá por eso supo tan bien.
Primeros éxitos
By sergio 9:03 PCM12 , Reynolds , Season 1989 , Tour Mediterráneo , Vuelta Mallorca
Había dejado en mi anterior post a Sean Kelly liderando la Volta a Mallorca después de su primera victoria, también la primera del Reynolds'89, en la meta de Deia. El irlandés había derrotado al holandés Rooks al sprint y afrontaba la última etapa con una escasa renta de 20 segundos. El recorrido, que tenía inicio y final en Inca, incluía tres cotas de tercera pero, incomprensiblemente, una última subida, mucho más dura que cualquiera de las anteriores que, sin embargo, no contaba como alto puntuable. Y ahí fue donde se jugó la carrera... y donde Reynolds hizo valer su superioridad en la montaña. Con Cornillet, Rodríguez Magro, Conti y finalmente Julián Gorospe, tirando del grupo, cualquier intento de fuga resultó inútil. Y eso que los Pino, Herrera, Hilse, Rolf Sorensen, etc, lo intentaron. Más curioso resultó que el holandés Rooks, a priori el único que podía inquietar al irlandés Kelly, no lo intentase hasta la cima. Pero ahí fue el propio líder el que salió al ataque de su rival, le superó, condujo el descenso y aprovechó la inercia para acabar imponiéndose con majestuosidad en la meta de Inca. A su segunda victoria parcial había que sumar la general final. Primera ronda por etapas y primera victoria final más dos parciales. Un extraordinario botín.
Kelly I, Amo y Señor de Mallorca |
TOUR DEL MEDITERRÁNEO
Después del exitoso y prometedor inicio de temporada, la segunda unidad de este Reynolds'89 acudía a su primera carrera fuera de España. Con el joven Miguel Indurain como jefe de filas y, secundado por los Lelli, Cabestany, Gastón, Delion, etc... tenía como objetivo llegar con opciones a la última etapa, con final en el Mont Faron. Hasta entonces tres etapas llanas en las que, presumiblemente habría llegada al sprint y en las que las bonificaciones debían servir de incentivo en espera del decisivo epílogo. Ese debía ser el desarrollo lógico de la carrera. Debía.
Pero cuando la carrera arrancó en Pertuis nadie reparó en un pequeño detalle que, a la postre, acabó determinando el desarrollo de este Tour del Mediterráneo. En la nómina de participantes no figuraban sprinters de relumbrón. Hombres rápidos sí, pero no auténticos velocistas. Esto acabó por convertir las llegadas en un sálvase quién pueda. Con muchos corredores queriendo coger los preciados segundos de bonificación. Así, el primer día, el francés Pascal Poisson se imponía por delante de Acacio da Silva y Rolf Golz en una llegada con un último kilómetro ligeramente en subida en el que Indurain no pudo competir pues se vio cerrado contra la valla... por Claudio Chiappucci. El segundo día, otro francés, Ronan Pensec conseguía su victoria, con el alemán y el portugués, nuevamente, por detrás. Para el de la Superconfex, el premio iba a llegar en el tercer día, cuando batía a los dos ganadores de las primeras jornadas. Pensec era segundo y Poisson tercero. Rolf Golz lideraba la general con 8" sobre Pensec... y 40" sobre Indurain. Las bonificaciones podían resultar decisivas.
Así se llegaba a la última jornada en la que las duras rampas del Mont Faron debían dictar sentencia. Pero la subida no era muy larga, algo más de seis kilómetros tan solo, por lo que, si se quería abrir el suficiente hueco como para ganar la carrera, había que atacar desde abajo. Y eso fue lo que hizo Indurain, que a 5 kilómetros de la cima, ya marchaba en solitario, acumulando segundos de ventaja. A 3 kilómetros era virtual líder con 43" sobre un grupo que lideraba Ronan Pensec. Sin embargo, el francés de la Z-Peugeot no se puso nervioso y poco a poco fue limando las distancias con un fatigado Miguel, que veía como sus posibilidades de alzarse con la general se esfumaban en los siguientes 2000 metros. Pensec, que había soltado ya a Rolf Golz, se convertía en virtual líder. A 1 kilómetro de la cima al virtual líder ya sólo le aguantaba Acacio da Silva. Ambos estaban a menos de 20 segundos del navarro, que aún lideraba la etapa. La victoria parcial peligraba para Miguelón. Sin embargo un último arreón le iba a permitir darse el placer (menor) de llevarse la etapa reina de este Tour del Mediterráneo y dejar la duda en el aire de lo que hubiese pasado de haberse presentado al menos un par de sprinters de primer nivel. O de haber podido disputar la primera etapa sin la injerencia de cierto diablo. También sirvió, de paso, para presentar su candidatura para la inminente París-Niza. Aunque antes habrá que ver que pasa en Algarve y Andalucía. Pero eso ya os lo cuento otro día.
Indurain a por todas en el Mont Faron |
La máquina del tiempo
By sergio 9:08 PCM12 , Reynolds , Season 1989 , Vuelta Mallorca
Y tras casi seis meses de arduo, monótono y a menudo muy poco gratificante trabajo, por fin llegó el Gran Día. La tarea era homérica y hasta un poco sísifica (un par de veces he tenido que tirar bastante trabajo avanzado por tierra y retomarlo veinte pasos atrás). Había que incluir patrocinadores, crear equipos a partir de ellos, incluir los corredores, hacer sus valoraciones, incluir algunas pruebas viejas, borrar otras nuevas, adaptar recorridos, crear la extinta Copa del Mundo, intentar devolver la Vuelta a España al mes de abril, crear todo el material gráfico complementario más los maillots de líder, etc... Y a cada nuevo cambio, testear la nueva DB para comprobar que seguía siendo utilizable. Como me hubiese dicho mi padre "un esfuerzo digno de mejor causa, hijo". O no. Porque cuando hace unos días todo ese trabajo tocó a su fin y pude cargar la partida y empezar a jugar, me sentí el crío que era en 1989 y que se pasaba las horas libres (y las que no eran tan libres) tirado en el suelo de la cocina disputando con las chapas la Vuelta Ciclista. Fue un instante fugaz pero fue una sensación inigualable.
Podría decir que el primer paso fue elegir un equipo pero esa decisión estaba tomada desde el mismo momento en que opté por meterme en la máquina del tiempo y viajar a mis 14 años. Parafraseando a Duchamp, esta partida sería con el Reynolds o no sería. Pero no con cualquier Reynolds, claro. Había que darle unos retoques porque ni siquiera el pasado más idílico es perfecto. Así, firmé algunos dolorosos despidos y dije adiós a leyendas como Melcior Mauri, Armand De las Cuevas, Marc Gomez, William Palacio, Juan Carlos González Salvador, etc... Había que hacer hueco para los flamantes refuerzos, encabezados por el irlandés Sean Kelly, con el que aspiro a conseguir el ansiado e histórico repóker (los 5 Monumentos en la misma temporada) y por algunas de mis arbitrarias debilidades infantiles, como Peio Ruiz Cabestany, Iñaki Gastón o Jesús Blanco Villar. También he firmado a algunos destacados gregarios italianos (Lelli, Conti o Roscioli) que serán los fieles lugartenientes del jovencísimo y prometedor Miguel Indurain en su asalto a la maglia rosa, más un francés (Cornillet) y el prometedor suizo Gilles Delion, que apoyarán a Delgado en la conquista de su 2º Tour de Francia, (esperemos que a este prólogo en Luxemburgo llegue a tiempo).
Una vez configurado el plantel había que diseñar el calendario en función de los objetivos. Como ya ha quedado dicho, en la primera parte de la temporada la figura será Sean Kelly, centrado en su objetivo de conseguir Los 5 Monumentos. Para ello deberá madrugar y llegar a punto a San Remo, allá por mediados de marzo. La Tirreno-Adriático será el mejor test para probarse. Por esas fechas, Indurain intentará conseguir su primer maillot blanco en Niza (sí, en 1989 el líder de la París-Niza aún vestía de blanco) y de paso comenzará su preparación para el Giro de Italia, a dónde acudirá con el podio como objetivo más realista aunque no descartamos nada de salida. Luego un mes de descanso y vuelta al trabajo para ser el más fiel escudero de Perico Delgado en el Tour de Francia.
El segoviano tardará en entrar en acción ya que sus dos grandes objetivos, Tour y Vuelta, están enmarcados en la segunda parte de la temporada. Para ello es previsible que no haga su debut hasta las Clásicas de las Árdenas, a dónde acudirá como gregario de lujo de Kelly. Luego un buen número de carreras en mayo-junio, que incluyen la Dauphiné como ensayo final, para llegar a punto, con 20-25 días de competición, a Luxemburgo.
Éstas serán las líneas maestras de este Reynolds'89. El resto de corredores estarán, en mayor o menor medida, supeditados a sus jefes de filas, lo que no quita para que podamos verlos liderar al equipo en determinados momentos de la temporada, en carreras menores. Así, por ejemplo, Julián Gorospe será el líder del equipo en País Vasco, Cornillet y Delion se repartirán los galones en Suiza y Cabestany podrá poner a prueba su habilidad sobre el pavé en algunas clásicas belgas menores, como Le Samyn o Nokere.
La primera cita del calendario estaba fijada para la Vuelta a Mallorca, a primeros de febrero. Con un plantel más corto de lo que estoy acostumbrado (apenas 19 corredores por los casi 30 que suelo tener en mis partidas habituales), había que elegir mucho mejor los objetivos y por tanto las carreras a las que se acude para prepararlos. Por eso mismo descarté mi participación en el Herald Sun Tour australiano o en la Etoile de Bèsseges y decidí que la ronda insular sería el pistoletazo de salida de esta maravillosa locura. Hasta allí acudieron Sean Kelly y Julián Gorospe capitaneando un equipo en el que también estaban incluidos Arnaud, Conti, Cornillet o Rodríguez Magro, corredores todos ellos que deberán afrontar citas importantes en estos primeros meses de competición.
Y la cosa empezó de maravilla. Ya el primer día el francés Dominique Arnaud iba a verse incluido en la fuga del día y sólo el extraordinario trabajo del Paternina tirando para su hombre rápido, el holandés Mathieu Hermans, iba a lograr abortar la escapada, a menos de 10 kilómetros de meta, un poco de lanzarse el sprint que el propio Hermans iba a resolver no sin agobios ya que un excelso Kelly estuvo a punto de batirle sobre la misma línea de meta. El holandés iba a repetir actuación en el segundo día de carrera, esta vez con el irlandés algo más alejado, entrando 6º.
Pero se llegaba a la tercera etapa, con final en Deia y hasta 5 puertos, todos de 2ª categoria, por el camino. Allí, la teórica superioridad como equipo del Reynolds en las jornadas de montaña iba a ponerse de manifiesto. Primero Rodríguez Magro, luego Conti y finalmente Cornillet, acabaron desarbolando el pelotón y dejando a 6 corredores en cabeza a 50 kilómetros de meta: los colombianos Lucho Herrera y Néstor Mora, el holandés Steven Rooks, el gallego Álvaro Pino y los líderes del Reynolds, Kelly y Gorospe. En el último puerto puntuable (aún restaba otra ascensión no considerada como puerto de montaña), Gorospe desgasta al grupo y consigue que, cuando Kelly pase al mando poniendo un poco más de intensidad, los colombianos y Pino acaben cediendo. A partir de ahí, la magnífica colaboración con el corredor del PDM hace el resto y ambos se presentan en Denia en solitario, donde el irlandés, aparte de hacerse con el maillot de líder, consigue la primera victoria de este estupendo y loco proyecto.
El Reynolds'89 ya prevalece.
Plantel del Reynolds'89 cuando aún quedaban algunas contrataciones por cerrarse |
El segoviano tardará en entrar en acción ya que sus dos grandes objetivos, Tour y Vuelta, están enmarcados en la segunda parte de la temporada. Para ello es previsible que no haga su debut hasta las Clásicas de las Árdenas, a dónde acudirá como gregario de lujo de Kelly. Luego un buen número de carreras en mayo-junio, que incluyen la Dauphiné como ensayo final, para llegar a punto, con 20-25 días de competición, a Luxemburgo.
El Capo, El Jefe de la Banda, El Mariscal de Campo con mando en plaza...o simplemente PERICO |
Éstas serán las líneas maestras de este Reynolds'89. El resto de corredores estarán, en mayor o menor medida, supeditados a sus jefes de filas, lo que no quita para que podamos verlos liderar al equipo en determinados momentos de la temporada, en carreras menores. Así, por ejemplo, Julián Gorospe será el líder del equipo en País Vasco, Cornillet y Delion se repartirán los galones en Suiza y Cabestany podrá poner a prueba su habilidad sobre el pavé en algunas clásicas belgas menores, como Le Samyn o Nokere.
La primera cita del calendario estaba fijada para la Vuelta a Mallorca, a primeros de febrero. Con un plantel más corto de lo que estoy acostumbrado (apenas 19 corredores por los casi 30 que suelo tener en mis partidas habituales), había que elegir mucho mejor los objetivos y por tanto las carreras a las que se acude para prepararlos. Por eso mismo descarté mi participación en el Herald Sun Tour australiano o en la Etoile de Bèsseges y decidí que la ronda insular sería el pistoletazo de salida de esta maravillosa locura. Hasta allí acudieron Sean Kelly y Julián Gorospe capitaneando un equipo en el que también estaban incluidos Arnaud, Conti, Cornillet o Rodríguez Magro, corredores todos ellos que deberán afrontar citas importantes en estos primeros meses de competición.
Y la cosa empezó de maravilla. Ya el primer día el francés Dominique Arnaud iba a verse incluido en la fuga del día y sólo el extraordinario trabajo del Paternina tirando para su hombre rápido, el holandés Mathieu Hermans, iba a lograr abortar la escapada, a menos de 10 kilómetros de meta, un poco de lanzarse el sprint que el propio Hermans iba a resolver no sin agobios ya que un excelso Kelly estuvo a punto de batirle sobre la misma línea de meta. El holandés iba a repetir actuación en el segundo día de carrera, esta vez con el irlandés algo más alejado, entrando 6º.
Arnaud se cuela en la primera fuga del año. Le acompañan un RMO, un Fagor, un Puertas Mavisa y un Malvor |
Pero se llegaba a la tercera etapa, con final en Deia y hasta 5 puertos, todos de 2ª categoria, por el camino. Allí, la teórica superioridad como equipo del Reynolds en las jornadas de montaña iba a ponerse de manifiesto. Primero Rodríguez Magro, luego Conti y finalmente Cornillet, acabaron desarbolando el pelotón y dejando a 6 corredores en cabeza a 50 kilómetros de meta: los colombianos Lucho Herrera y Néstor Mora, el holandés Steven Rooks, el gallego Álvaro Pino y los líderes del Reynolds, Kelly y Gorospe. En el último puerto puntuable (aún restaba otra ascensión no considerada como puerto de montaña), Gorospe desgasta al grupo y consigue que, cuando Kelly pase al mando poniendo un poco más de intensidad, los colombianos y Pino acaben cediendo. A partir de ahí, la magnífica colaboración con el corredor del PDM hace el resto y ambos se presentan en Denia en solitario, donde el irlandés, aparte de hacerse con el maillot de líder, consigue la primera victoria de este estupendo y loco proyecto.
El Reynolds'89 ya prevalece.
Sean Kelly, acompañado de Steven Rooks, camino de su primera victoria...¿y de sentenciar la Vuelta a Mallorca? |